En el mundo que nos gusta, el primer pensamiento del día está dedicado a la tierra: a sus maravillas y a su disponibilidad para dejarse trabajar y así darnos siempre nuevos frutos;
el segundo, para aquellos que la disfrutan, ante todo poniendo su granito de arena y después obteniendo una justa cosecha;el tercero, al recuerdo de nuestra historia, más antigua y más reciente, sin la cual no seríamos lo que somos y no tendríamos identidad alguna que dejar a nuestros hijos;
el cuarto, nos pone en el estado de ánimo adecuado para afrontar los desafíos de cada día, gracias a la confianza en lo que nos rodea y al esfuerzo de intentar, mañana, ser siempre un poco mejores que hoy;lo que sigue después es el trabajo, práctico, efectivo, serio y volitivo, para que los primeros cuatro pensamientos no sean solo inspiraciones, sino acciones concretas y hechos tangibles.