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    Comida en táper: la versión Italiana

    Schiscetta, sporta, gamella, branchin… muchos nombres, una única tradición. Cada región italiana tiene su forma de llamarlo, pero el significado siempre es el mismo: una comida preparada en casa y llevada consigo, sea cual sea el destino.
    Porque en Italia la comida, incluso cuando es para llevar, es mucho más que un plato rápido: es un ritual diario, un gesto de cuidado, un momento de convivencia… un pequeño rincón de hogar para disfrutar incluso cuando se está lejos.

    Un poco de historia

    Desde la Edad Media, los campesinos de la península italiana solían llevar comida de casa para afrontar las largas jornadas en el campo. Se trataba de alimentos que resistieran el calor y no se estropearan con facilidad, como pan, quesos curados, embutidos, huevos duros y verduras asadas o conservadas.

    Con la industrialización y el desarrollo ferroviario, cada vez más personas comenzaron a desplazarse por trabajo y el táper se convirtió en una solución habitual. En este contexto surgieron también las gavetas, contenedores metálicos militares adaptados para uso cotidiano. Tras la posguerra, el táper se extendió a otros ámbitos de la vida social: no solo para trabajadores, sino también para estudiantes y excursionistas.

    Empecemos por lo básico: la importancia de la comida

    A diferencia de muchas culturas extranjeras, en Italia la comida es el corazón del día. No es un simple snack rápido, consumido de pie entre un compromiso y otro con una ensalada o un poco de fruta. Es un ritual de convivencia, una ocasión para desconectar de las actividades cotidianas y dedicar una hora a disfrutar de platos preparados con cariño, preferiblemente en compañía.

    En casa o en el restaurante es un hábito fácil de mantener, pero cuando se está en el trabajo, entra en juego un gran aliado: el táper.

    Cuando estás fuera de casa: el táper

    El táper en Italia puede adoptar muchas formas: hay quienes optan por un simple sándwich o una ensalada ligera, y quienes prefieren llevar una ración de pasta, un segundo plato con guarnición u otras preparaciones más consistentes.

    Muchos centros de trabajo y colegios disponen de comedores internos dedicados a la pausa del mediodía, pero cuando no existen, es común encontrar una cocina compartida donde guardar y calentar la comida traída de casa, además de un comedor pensado para que todos puedan sentarse juntos y disfrutar de la comida en compañía.

    Momentos de uso

    El táper no es solo para el trabajo; hay muchísimas ocasiones en las que los italianos recurren a su practicidad. Puede ser para organizar un picnic, comer algo rápido y saludable durante una excursión, no interrumpir un día en la playa o proporcionar a los niños una merienda para la pausa entre clases matinales.

    ¿En qué consiste el taper?

    La respuesta varía de persona a persona, de estación a estación, y muchas veces también según el tiempo disponible para prepararla. No existe un táper “estándar”, pero algunas propuestas se han convertido en auténticos clásicos.

    Entre los más queridos encontramos platos sencillos pero contundentes, como pasta al pesto, ensaladas de pollo o de arroz, o preparaciones calientes como pasta al horno o segundos con acompañamiento. Para quienes buscan algo rápido, el protagonista indiscutible sigue siendo el bocadillo: desde el clásico con embutidos y queso hasta variantes más originales con salsas, verduras asadas e ingredientes gourmet.

    ¿Por qué elegir el táper?

    ¿Por qué no ir simplemente a un restaurante, comprar algo ya preparado en el supermercado, pedir delivery o saltarse la comida para ahorrar tiempo?

    Prepararse una comida casera, incluso para llevar, es ante todo un gesto de amor hacia uno mismo, respetando los propios ritmos, necesidades alimentarias y, por supuesto, gustos. Es una forma de cuidar el cuerpo sin compromisos, aunque implique levantarse un poco antes por la mañana o organizarse mejor la noche anterior.

    Algunos lo hacen por salud, para no saltarse la comida o depender de alimentos poco nutritivos.
    Otros lo hacen para ahorrar, evitando cada día el restaurante o el delivery.
    Y hay quienes lo hacen por gusto, para expresar creatividad en la cocina, o que tienen la suerte de que alguien se lo prepare con cariño.

    El táper se ha convertido en una auténtica institución italiana, tanto que incluso, entre los pupitres del colegio, los niños se preguntan entre ellos: “¿Tú qué tienes de merienda?”
    Más adelante, en la oficina, la pregunta se transforma en: “¿Qué te has traído para comer hoy?”

    Y nosotros creemos que es algo simplemente maravilloso.