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    Parmigiana: un clásico atemporal de la cocina italiana

    Un gran clásico del verano y todo un homenaje a los sabores de temporada que enamora a toda Italia: la parmigiana.
    Berenjenas, mozzarella, Grana Padano DOP y tomate se van combinando en capas llenas de sabor: el mejor ejemplo de la deliciosa sencillez de la cocina italiana.
    En este plato, cada bocado sabe a hogar, a veranos calurosos y vacaciones en familia. Descubramos juntos la parmigiana de berenjena.

    Los orígenes de la parmigiana

    Los orígenes de la parmigiana son tan debatidos como fascinantes. A pesar de que su nombre podría hacer pensar en la ciudad de Parma, sus raíces están mucho más al sur: Campania, Sicilia y Calabria se disputan la autoría del plato.
    La teoría más aceptada sitúa su nacimiento entre Nápoles y Palermo, donde las berenjenas ya se cultivaban en época árabe.
    El término “parmigiana” vendría del siciliano parmiciana, que designa las lamas de madera de las contraventanas, similares a cómo se disponen las rodajas de berenjena en la fuente. Una teoría que une etimología y técnica culinaria.

    La receta tradicional

    En su versión clásica, la parmigiana de berenjenas se prepara con berenjenas fritas, salsa de tomate aromatizada con albahaca, una buena cantidad de Grana Padano DOP rallado y una capa de queso de pasta hilada (normalmente mozzarella o fior di latte).
    El Grana Padano DOP cumple un papel fundamental: espolvoreado entre las capas aporta sabor y textura, o bien usado para formar esa capa dorada y crujiente en la superficie que hace cada bocado aún más irresistible. Todo se hornea hasta conseguir un gratinado perfecto.

    Las mil caras de la parmigiana: todas sus versiones

    Desde la versión clásica, con berenjenas fritas y sabores tradicionales, hasta las versiones más gourmet, pasando por variantes con otros ingredientes como calabacines o alcachofas, ¡exploremos juntos el universo de la parmigiana moderna!

    Cómo se come hoy en día

    La parmigiana es hoy un plato de lo más versátil. Está deliciosa recién salida del horno, pero también se disfruta a temperatura ambiente o ligeramente recalentada al día siguiente. Puede servirse como segundo, como plato único o incluso como entrante en versión mini.

    En muchas familias italianas es una presencia habitual los domingos de verano o en días de fiesta.
    En los restaurantes, no faltan las versiones más creativas y sofisticadas, que juegan con los ingredientes: tomates confitados en lugar de salsa, berenjenas ahumadas en vez de fritas, o distintas combinaciones de quesos para explorar nuevos contrastes de sabor.

    Berenjenas a la plancha para una delicia más ligera

    Para quienes buscan una opción más ligera, la parmigiana se puede preparar con berenjenas a la plancha o al horno en lugar de fritas. En esta versión, el sabor de las verduras se realza gracias a la sencillez y calidad de los ingredientes.

    El Grana Padano DOP sigue siendo protagonista también en su versión más light: se puede usar rallado entre capa y capa para potenciar el sabor, o convertirlo en una crujiente teja para colocar sobre la superficie como un toque decorativo y delicioso.

    Parmigiana de verduras: algunas ideas

    Además de la parmigiana tradicional de berenjenas, existen múltiples versiones creativas, entre las más conocidas:

    Parmigiana de calabacín: más suave, con calabacines a la plancha o fritos.
    Parmigiana de patatas: más corposa y densa, ideal para el invierno.
    Parmigiana de alcachofas o calabaza: una versión ideal de temporada, perfecta para personalizarla con especias o hierbas aromáticas.
    Parmigiana blanca: sin tomate, con bechamel o solo queso, donde el Grana Padano DOP se puede utilizar tanto como base cremosa como con un toque crujiente.

    En todas estas versiones, el Grana Padano DOP destaca como ingrediente clave: aporta sabor, enriquece la textura del plato y realza el gratinado.

    Las variantes de cada región

    Cada región italiana tiene su propia interpretación de la parmigiana. Aquí van algunas:

    -En Nápoles, se prepara con finas lonchas de berenjena fritas y bien escurridas, mucha salsa de tomate y albahaca fresca.
    -En Sicilia, la parmigiana puede llevar también huevo duro en rodajas o embutidos locales entre las capas.
    -En Calabria, existe una versión más rústica, con guindilla y, a veces, pan duro como base.
    -En Parma, aunque no sea la cuna del plato, a menudo se propone una versión “fusión” que une sabores de la tradición emiliana con berenjenas y quesos locales.

    En conclusión, la parmigiana es un símbolo de la cocina italiana, capaz de renovarse sin perder su identdad. Sea con la versión tradicional o con una más ligera, un elemento permanece inamovible: el amor por los ingredientes auténticos, como el Grana Padano DOP, que añade sabor y carácter a cada versión.